Quizás
Florecen en mí un
campo de ansiedades, y en el cielo, ya tan quebrantado, dibuja entre sus
estrellas, los mismos ojos cobaltos en los cuales me fundí.
No es que sea, la
salida del laberinto, difícil de encontrar, pero es que no quiero salir de él,
pues, ya hasta me agrada el dolor punzante y transparente que actúa desde mi
memoria.
Sé que luchar con el
tiempo es en vano, pero él ya siente mi angustia, la misma que te admiraba en
silencio y no tenía idea de cómo desenvolverse para observarte más de cerca.
Y para qué hablar del
corazón, el mismo late de una forma que me recuerda a la lluvia, es intensa,
genera un sonsonete armonioso, mis divagaciones abdican por ella y el frío
ineludible me golpea con tal que recuerde que mi piel, paulatinamente, se va
secando.
Pero para qué fraseo
tanto… Quizás, más bien, Te extraño y solo eso.
Franzliche
Chile, Osorno.
18/12/2017
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